Aunque Tormenta de verano (2004) está plagada de buenas escenas, hay una escena especialmente emotiva por el simbolismo que conlleva. La tormenta de verano que anunciaba el título de la película ha comenzado y todos los protagonistas deben refugiarse en un hostal para protegerse de la lluvia. Durante la tormenta, todos los personajes han explotado y expuesto por fin sus sentimientos. Algunos han hecho el amor, otros se han insultado y otros han dejado su homosexualidad al descubierto.
Pero, entonces, llega la calma. Un dolorido Tobi se coloca bajo la ducha fría para evitar pensar. En completa soledad. Entonces Leo le encuentra y, pese a que tiene el brazo sujetado con una venda debido a la pelea que acaba de tener con el propio Tobi (Leo le instó a admitir su homosexualidad y él, asustado, empezó a insultarle), le invita acudir a su habitación.
En el cuarto de los chicos gays, Leo y Tobi se colocan en una litera. Leo comprueba que Tobi tiene la piel quemada y empieza a arrancarle la piel con sumo cuidado. Es importante recordar que Tobi se quemó la piel al tomar el sol justo después de jugar con los chicos gays y justo antes de su momento de pasión desenfrenada con Leo. Pero este momento es mucho más íntimo: se está forjando un lazo irrompible entre Tobi y Leo, quien va haciéndose un hueco en el corazón de Tobi pese a que éste ya está ocupado por un amor imposible.
La escena es muy poderosa porque, conforme Leo va arrancando la piel de Tobi, éste se está desprendiendo de la coraza del miedo y los prejuicios que la sociedad ha puesto sobre él. Este verano ha sido muy importante para Tobi, para el que ha supuesto el descubrimiento de la propia identidad. Por fin, ha aprendido a aceptarse tal y como es. Ahora, solo toca ser feliz.